lunes, 30 de junio de 2008

DE FRENTE AL MAR.

DE FRENTE AL MAR,
LA LUZ DEL SOL BRILLA EN LAS OLAS,
COLCHON DE SAL,
LA ESPUMA DIBUJANDOSE EN MIS PIES.
SE FUNDEN A LO LEJOS CIELO Y MAR
Y UN PERRO CORRE SALPICANDO A TODOS,
UN LINDO DIA PARA CAMINAR...
DE FRENTE AL MAR,
ATARDECER DE SOL NARANJA,
UN CIELO DE NEON,
SU INMENSIDAD NOS HACE TAN PEQUEÑOS.
SE FUNDEN A LO LEJOS CIELO Y MAR
Y UN PERRO CORRE SALPICANDO A TODOS,
UN LINDO DIA PARA CAMINAR
SIN MAS RESPONSABILIDAD
QUE DISFRUTAR EN SILENCIO,
MOMENTO PARA CONTEMPLAR.
SE FUNDEN A LO LEJOS CIELO Y MAR
Y UN PERRO CORRE SALPICANDO A TODOS
UN LINDO DIA PARA CAMINAR
SIN MAS RESPONSABILIDAD
QUE DISFRUTAR EN SILENCIO,
EL VIENTO LLEVA NUESTRO ANDAR
COMO UN GUARDIAN COMPAÑERO,
QUIERO FRENAR EL TIEMPO ACA,
DE FRENTE AL MAR...

sábado, 28 de junio de 2008

02:04 am

YO QUIERO ESTAR AL LADO DEL CAMINO, FUMANDO EL HUMO MIENTRAS TODO PASA.-




Fito.-

jueves, 26 de junio de 2008



posteo porque el Negro Agua me apura, chau!

martes, 24 de junio de 2008

Late más fuerte el corazón.

Fué algo raro, despúes de todo lo que esperé este momento, llegó. Y me miraste, me agaché para atarme los cordones, y cueno me levantaba me clavaste los ojos y me diste un beso, hace tanto qe no te veia, fué el beso más sincero del mundo. De esos que no se dan dos veces en al vida. Podría decirte que fué una experiancia religiosa. Hablaste, me contaste esas historietas qe ya mil veces me habias contado, qe dicho sea de paso, algún día me gustaría qe me las vuelvas a contar. Nos peleamos, me fuí, me seguiste, volvimos, te enojaste vos, te seguí, me hiciste un chiste, no me reí, entonces me diste otro beso, para sacarme la cara de "no entedí nada", dijiste una mala palabra, te dije "pero qe chico asqueroso, che!", nos reimos. Me diste otro beso, y otro, y otro, y otro. Me llenaste de besos, guardé algunos para después.
Y me dijiste chau, y yo pienso y pienso, y pienso, y pienso, TE AMO.


Y yo digo sé feliz, vos respondés, jajaja.

Morir entre tus brazos.

A veces alguien te rompe un sueño, pero hay qe soñar otra vez.
A veces la pena te deja sin respiración, pero hay qe serenarse.
A veces en la oscuridad te pones a bailar con un recuerdo.
A veces tenés miedo pero te invesntás una brazo.



POLDY BIRD.

jueves, 19 de junio de 2008

ERES

Eres,
lo que mas quiero en este mundo eso eres,
mi pensamiento mas profundo también eres,
tan solo dime lo que es
que aquí me tienes.
Eres,
cuando despierto lo primero eso eres,
lo que a mi día le hace falta si no vienes,
lo único preciosa que en mi mente habita hoy.
Que mas puedo decirte,
tal vez puedo mentirte sin razón,
pero lo que hoy siento,
es que sin ti estoy muerto pues eres....
...lo que mas quiero en este mundo eso eres.
Eres,
el tiempo que comparto eso eres,
lo que la gente promete cuando se quiere,
mi salvación, mi esperanza y mi fe.
Soy,
el que quererte quiere como novia soy,
el que te llevaría el sustento día a día día, día,
el que por ti daría la vida ese soy.

aquí estoy a tu lado,
y espero aquí sentado hasta el final,
no te has imaginado,
lo que por ti he esperado pues eres...
....lo que yo amo en este mundo eso eres...
Cada minuto en lo que pienso eso eres...
Lo que mas cuido en este mundo eso eres.....




AQUÍ ESTOY A TU LADO Y ESPERO AQUÍ SENTADO HASTA EL FINAL

domingo, 15 de junio de 2008

UNA RESACA SIN VOS

Oxidada y en la catrera. Más garua y más te extraño. Lloro, lloro, lloro.

Es difícil ponerle palabras a una resaca sin vos, no hace falta explicar con detalles, pero si puedo decir que me hace falta algo y el algo indiscutiblemente sos vos.

viernes, 13 de junio de 2008

Es corazón delator, Edgar Allan Poe

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.

Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.

Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.

Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.

Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:

-¿Quién está ahí?

Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.

Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.

Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.

Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.

Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.

¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.

Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.

Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.

Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!

Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?

Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.

Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.

Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.

Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!

-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!





Lejos el mejor cuento corto que leí en mi vida, lejos el mejor escritor que mis ojos han tenido el agrado de leer.

jueves, 12 de junio de 2008

A los leones- Iván Noble

En la bocacalle de la cortada de las despedidas
donde se empantanaron alegrías de alguna vez,
voy tirando la punta del ovillo del recuerdo,
por las dudas te espero, deletreándote al amanecer.

Y miro a los ojos a los colmillos del destino,
con el mástil herido tiro el ancla en noches desiertas.
Somos lo que no somos y es la cosa más amarga,
que hoy vos seas la ingrata mosca verde de mis siestas.

Y no puedo creer que así estemos, vendados contra el paredón
nena, no es manera de estropear un corazón.
¿Cómo pudimos tirar a los leones tanta ilusión?
nena, no es manera de estropear un corazón...

Adonde el diablo pierde el poncho y la paciencia,
más pronto que tarde, a esconderme debiera haber ido
pero soy buen cobarde y no tengo más remedio
que jugarme el pellejo por tus labios doble filo.

Se apaga el domingo, sangra la luna entre los edificios,
no tengo más planes, estoy llorándote como un bebé,
voy a darme una ducha, voy a escuchar a Dolina
y a lamer mis heridas por si se te ocurre volver.

Yo no puedo creer que así estemos, Juan Moreira contra el paredón.
Nena, no es manera de estropear un corazón
¿cómo pudimos tirar a los leones tanta ilusión?
nena, no es manera de estropear un corazón...
linda, no es manera de estropear un corazón…

miércoles, 11 de junio de 2008

HOLA, SI?

ME TIENE PREOCUPADA LA REALIDAD, ME DESPERTÉ ESCUCHANDO:
"Y si te viene alguna duda, vení agarrala qe está dura. Si esto no es una dictadura, qe es? qe es...?. Se viene el estallido, de mi garganta,
de tu infierno, también. Y ya no hay ninguna duda se está pudriendo esta basura. Fisura ya la dictadura del rey...! del rey!"

HABIA UNA VEZ UN PUEBLO LLAMADO ARGENTINO QE VIVIA REEE FELIZ SIENDO CAGADO EN LA CABEZA POR LOS DEMAS PUEBLOS MAYORES, Y UN DÍA GANÓ COMO PRESIDENTE UNA SEÑORA QE PARECIA RE BUENITA Y TERMINÓ MEANDOLE LA VIDA A TODOS, ENTONCES UN CONJUNTO DE PERSONAS SE LEVANTÓ EN SU CONTRA, EL TEMA SE LE FUÉ DE LAS MANOS, HUBO UN GOLPE MILITAR, Y TERMINARON MURIENDO DE LA PEOR MANERA TODITOS, MENOS ELLA CON SU ESPOSO Y SUS DOS HIJITOS, Y FUERON FELICES POR SIEMPRE JAMÁS EN EUROPA COMPRANDOSE PINTURAS DE UÑAS DE $400.000.000.000. Y COLORIN COLORADO ESTE CUENTO SE HA TERMINADO.

martes, 10 de junio de 2008

SOÑARTE


Cunado me desperté era un sueño, de los mejor qe tuve jamás, de esos qe son tan reales qe te qedas plasmada, y estabas vos, y me decias lo qe siempre qise escuchar. Fué real, no puedo creer qe no sea cierto, me pediste disculpas, me acariciaste y me diste un beso, un beso tan tibio qe parecia real, no puedo creerlo, si no hubiera estado con los ojos cerrados viendote estaria segura de qe fué real, creo qe vos tambien lo sentiste. Sentí qe vos veias lo mismo qe yo, y qe te despertaste conmigo. Yo te decia qe todo seguia igual, qe el tiempo no cambió nada y qe siempre me acordaba de vos, te decia mi más profundo secreto: Siempre fuiste mi mejor canción.
Despertarme con una sonrisa, creer qe los sueños se vuelven realidad, a veces es lo unico qe me ayuda a seguir esperandote. Qisiera preguntarte Vas a volver?. Me lo vas a responder?... Pensas volver?... Soñas conmigo?... Gracias por protagonizar mi sueño, me diste el mejor regalo.


Siempre vas a ser lo mejor, ah no?

lunes, 9 de junio de 2008

VA A SER



MI blog es ESTÉTICAMENTE lindo, con el tiempo lo voy a tornar INTERESANTE.

Lunes de lluvia.

Cuentame qe haras después qe estrenes su cuerpo,
cuando muera tu traviesa curiosidad,
cuando memorices todos sus recovecos
y decidas otra vez regresar,
ya no estaré aqí en el mismo lugar.

Si no tiene mas qe un par de dedos de frente,
y descubres qe no se lava bien los dientes,
si te qita los pocos centavos qe tienes
y luego te deja solo tal como quiere.

Sé qe volverás el día en qe ella
te haga trizas sin almohadas para llorar,
pero si estas decidido
y no qieres mas conmigo
nada ahora puede importar.
Porqe sin ti el mundo ya me da igual.
Si te vas, si te vas, si te marchas,
mi cielo se hará gris.
Si te vas, si te vas, ya no tienes qe venir por mi.

Si te vas, si te vas,
y me cambias por esa bruja,
pedazo de cuero no vuelvas nunca más.
Ya no estaré aqí.

Toda escoba nueva siempre barre bien,
luego vas a ver desgastadas las cerdas,
cuando las arrugas le corten la piel,
y la celulitis invada sus piernas.

Volverás desde tu infierno
con el rabo entre los cuernos,
implorando una vez más.
Pero para ese entonces,
yo estaré un millón de nocheslejos de esta enorme ciudad,
lejos de ti el mundo ya me da igual.

domingo, 8 de junio de 2008

ANY NAME

Una realidad, los qe saben qe son lindos son MÁS lindos.

ANY NAME


Aunqe no sea la mejor amando, yo lo AMO y doy todo por un segundo de él. Y aunqe no es una justificación, si yo estoy loca es de AMOR, y sin dudas, estoy loca de amor por ÉL. Las agujas del reloj me hacen acordar el tiempo qe pasé a su lado, fueron, sin lugar a duda, lo MEJORES momentos qe esta vida me dió. Lo qe menos qiero expresar en estas palabras es melancolía, no estoy triste por qe se acabó, sino FELIZ porqe sucedió. Puedo decir orgullosa qe sí, alguna vez me enamoré, y sí también, fué lo mejor qe me pasó, es lo más lindo qe alguien puede sentir, es como estar llena de algo qe te ahce tan AFORTUNADA qe no podes creerlo. Si yo pudiera diria tantas cosas, pero mejor guardarselas para cuando vuelva, porqe yo sé qe va a volver, ME NECESITA, tanto como yo a él al lado mío, me hace falta decirle una vez más qe LO AMO. Qizás nunca lea esto, pero qe qede claro qe es para una persona, seguramente no es la más importante porqe no me dió la vida como mi mamá y mi papá, ni nada por el estilo, pero si me dió una razón para exisitir. GRACIAS.
Pablo neruda, Poema 15:
-Me gustas cuando callas porqe estás como ausente.
-Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
-Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
-Y estoy alegre, alegre de qe no sea cierto.

BIENVENIDOS A MI.

GABBY.

YO SOY SEGÚN ESTOS:

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